Hoy no hay equilibrio, ni orden…
Necesito un mensaje, un mail, una llamada para ver cómo estoy… Necesito un abrazo y un susurro…
La cabeza no para de darme vueltas, entiendo poco o tal vez nada. Recuerdo todos mis sueños, ando apretando los dientes y siento tensión en el cuello. Me he levantado con ganas de llorar y para colmo no había café en casa.
Hay solución, claro… Ya nada es tan oscuro como antes pero a veces mi mente se permite retroceder hasta el gris que me desequilibra.
Me gustaría poder decir que ahora sólo encontraría equilibrio en tus palabras o en tus brazos, pero como sabes, cuando me pongo así, nada es suficiente, ni yo soy suficiente para mí.
Me siento culpable y no, no pienso que soy la persona más desgraciada del mundo, ni si quiera un poquito, pero también tengo derecho a sentirme mal. Es duro todo este proceso y a veces fallan las fuerzas, permíteme caer, te aseguro que me vuelvo a levantar.
Hoy siento que no ha habido un momento peor en un ahora, porque antes lloraba y creía tener un motivo. Hoy cuando explico mis motivos “caigo en mi propia trampa” descubro que el motivo soy yo y mi circunstancia, que no tengo más fuerzas para seguir minando mi carácter y porque a cada fallo que me encuentro me lo reprocho hasta la saciedad. Hoy estoy en un punto que no me siento querida porque, y principalmente, no me quiero y no entiendo como nadie lo puede hacer por mi y por él.
Como siempre, hoy siento… Mañana se verá…
La cabeza no para de darme vueltas, entiendo poco o tal vez nada. Recuerdo todos mis sueños, ando apretando los dientes y siento tensión en el cuello. Me he levantado con ganas de llorar y para colmo no había café en casa.
Hay solución, claro… Ya nada es tan oscuro como antes pero a veces mi mente se permite retroceder hasta el gris que me desequilibra.
Me gustaría poder decir que ahora sólo encontraría equilibrio en tus palabras o en tus brazos, pero como sabes, cuando me pongo así, nada es suficiente, ni yo soy suficiente para mí.
Me siento culpable y no, no pienso que soy la persona más desgraciada del mundo, ni si quiera un poquito, pero también tengo derecho a sentirme mal. Es duro todo este proceso y a veces fallan las fuerzas, permíteme caer, te aseguro que me vuelvo a levantar.
Hoy siento que no ha habido un momento peor en un ahora, porque antes lloraba y creía tener un motivo. Hoy cuando explico mis motivos “caigo en mi propia trampa” descubro que el motivo soy yo y mi circunstancia, que no tengo más fuerzas para seguir minando mi carácter y porque a cada fallo que me encuentro me lo reprocho hasta la saciedad. Hoy estoy en un punto que no me siento querida porque, y principalmente, no me quiero y no entiendo como nadie lo puede hacer por mi y por él.
Como siempre, hoy siento… Mañana se verá…